Algunas personas, cuando pasan por situaciones extremas, puede que tengan dificultades temporales para llevar una vida normal, adaptarse y afrontarlas, pero con el tiempo y el autocuidado generalmente mejoran.
Si los síntomas empeoran, duran meses e incluso años, e interfieren con tus actividades diarias, es posible que tengas trastorno de estrés postraumático (TEPT, PTSD en ingles).
¿Qué es un trauma?
Hablamos antes sobre el trauma y sus efectos. En resumen, el trauma es una experiencia tan abrumadora que supera nuestra capacidad habitual para afrontarla. Puede manifestarse como una amenaza percibida contra nuestra vida, identidad, o contra nuestro sentido de seguridad, y puede impactarnos de diversas formas dependiendo de factores como nuestra resiliencia emocional, el contexto en el que ocurre, o si involucra a personas significativas en nuestra vida.
Los traumas pueden ser eventos únicos, intensos y devastadores, o bien situaciones repetidas a lo largo del tiempo, como experiencias de negligencia o maltrato en la infancia. Ambos tipos pueden dejar una profunda huella en nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo, alterando nuestras creencias fundamentales sobre la vida.
Traumas “T” y traumas “t”
Los traumas no siempre dejan cicatrices visibles, y en ocasiones podemos procesarlos a través de hablar, reflexionar, o incluso de los sueños. Sin embargo, hay traumas tan intensos o persistentes que nuestro sistema interno no puede procesar fácilmente, y estos pueden persistir sin resolver.
Los traumas pueden clasificarse en diferentes tipos según su origen:
- Trauma agudo: Resulta de un solo evento impactante.
- Trauma crónico: Se produce por la exposición repetida a situaciones altamente estresantes, como abuso infantil o violencia doméstica.
- Trauma complejo: Implica la exposición a múltiples eventos traumáticos a lo largo del tiempo.
- Trauma vicario: Ocurre cuando una persona desarrolla síntomas de trauma a partir de su contacto cercano con alguien que ha pasado por un evento traumático.
Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
El TEPT puede desarrollarse cuando los síntomas del trauma persisten o empeoran con el tiempo. Algunos síntomas comunes incluyen:
Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en una (o más) de las formas siguientes:
- Experiencia directa del suceso(s) traumático(s).
- Presencia directa del suceso(s) ocurrido a otros.
- Conocimiento de que el suceso(s) traumático(s) ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo. En los casos de amenaza o realidad de muerte de un familiar o amigo, el suceso(s) ha de haber sido violento o accidental.
- Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso(s) traumático(s) (p. ej., socorristas que recogen restos humanos; policías repetidamente expuestos a detalles del maltrato infantil).
Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión siguientes asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza después del suceso(s) traumático(s):
- Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s) traumático(s).
- Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).
- Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s) traumático(s). (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)
- Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
- Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
Evitación persistente de estímulos asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza tras el suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:
- Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).
- Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).
Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso(s) traumático(s), que comienzan o empeoran después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:
- Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumático(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
- Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
- Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso(s) traumático(s) que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
- Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
- Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
- Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
- Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).
Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso(s) traumático(s), que comienza o empeora después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:
- Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
- Comportamiento imprudente o autodestructivo.
- Hipervigilancia.
- Respuesta de sobresalto exagerada.
- Problemas de concentración.
- Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).
La duración de la alteración es superior a un mes.
Afrontar el trauma y buscar apoyo
La mayoría de las personas experimentan algún evento traumático en su vida, y aunque muchas logran recuperarse en un tiempo relativamente corto, algunas pueden desarrollar síntomas de TEPT a largo plazo. El apoyo emocional, la terapia, y el autocuidado son herramientas fundamentales para manejar estos síntomas y mejorar la calidad de vida.
No elegimos tener estos síntomas; nuestro sistema interno reacciona como un mecanismo de protección. Comprender la naturaleza de nuestros síntomas y aceptarlos como parte de un proceso de recuperación, en lugar de lucharlos, puede ayudar a disminuir su impacto.
La importancia de la ayuda profesional
Si los síntomas de trauma persisten o interfieren significativamente en la vida diaria, es importante buscar ayuda profesional. Una terapia que ha mostrado buenos resultados para el tratamiento del TEPT es la Terapia EMDR, que permite al cerebro procesar y «reorganizar» las experiencias traumáticas, promoviendo una recuperación más efectiva y duradera.
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Aura Marqués
Psicóloga. Psicoterapeuta, Clínico EMDR
Palma de Mallorca