
Personas muy turbulentas, cambiantes, impulsivas, con conductas caóticas. Y resulta muy impactante para quien lo padece pues cambia su manera de pensar y de sentir sobre si mismo.
Es difícil relacionarse con ellos porque tiene frecuentes cambios de humor, y a veces ira descontrolada.
Tienen problemas para llevar una vida social normal. Las causas del trastorno límite de la personalidad no se comprenden del todo. Además de los factores ambientales (como los antecedentes de abuso o negligencia durante la infancia), el trastorno límite de la personalidad se puede asociar con la genética y con anomalías cerebrales.
Características
Son personas inestable en sus estados de animo, la identidad, la autoimagen y la conducta interpersonal, muy inseguros, tienen mala autoimagen.
Tienden a abandonarse en exceso, nada puede compensarles su gran vacío interior. Manifiestan casi obsesivamente deseos por una gran variedad de objetos, una vez conseguidos ya están buscando otro nuevo objetivo a lograr.
Son muy dependientes de las personas con las que conviven, la posibilidad de sufrir un abandono real o imaginario de las personas de las que dependen, o de enfrentarse a responsabilidades importantes, les puede crear situaciones de extrema tensión y violencia. Son Manipuladores.
Culpan de todos sus problemas a las personas con las que conviven. Degradan o ensalzan a las personas muy rápidamente.
Están en un casi constante estado de ansiedad, tienen dificultad para el estudio y la concentración. En ocasiones su cólera domina su conducta, descontrol en la alimentación: anorexia y/o bulimia, abuso del alcohol y drogas.
No pueden controlar sus sentimientos y emociones pasando de estados eufóricos a depresivos en cuestión de
minutos.
No suelen cumplir sus compromisos: abandonan terapias, estudios, trabajos., por lo que tienen frecuentes pérdidas de trabajo, interrupciones de estudios o rupturas de relaciones.
Ante situaciones extremas a veces buscan el suicidio. Pueden experimentar miedo y mayor inseguridad cuando están a punto de conseguir algo.
La percepción de una inminente separación o rechazo puede ocasionar cambios profundos en la autoimagen,
afectividad, cognición y comportamiento, siendo muy sensibles a las circunstancias ambientales. Experimentan intensos temores a ser abandonados y una ira inapropiada incluso ante una separación que en realidad es por tiempo limitado o si se producen cambios en los planes.
Estos temores a ser abandonados están relacionados con la intolerancia a estar solos y a la necesidad de estar acompañados de otras personas. Sus esfuerzos para evitar el abandono pueden incluir actos impulsivos como los comportamientos de automutilación o suicidas. Temores a la separación o al rechazo, o por la expectativa de tener que asumir una mayor responsabilidad es común.
Historia
En muchos casos han tenido muchos problemas en su niñez.
Educación y relación social y familiar ha sido muy problemática. No recibieron un diagnóstico claro, hasta que coincidiendo con la pubertad el trastorno se ha manifestado en toda su magnitud.
Tiene miedo de que cuando la madre (madre insensible o inadecuada) se marche sea para siempre y nunca regrese (terrores nocturnos).
Impulsividad, gastos, conducta sexual, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida, comportamientos autolesivos
Comportamiento inestable, El estado de ánimo básico: períodos de ira, angustia o desesperación. Atormentados por sentimientos crónicos de vacío, se aburren con facilidad y están buscando siempre algo que hacer.
Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
Es frecuente que expresen ira inapropiada e intensa o que tengan problemas para controlar la ira. La ira es desencadenada cuando consideran a una de las personas que se ocupa de ellos despreocupado o que le abandona. Estas expresiones de ira suelen ir seguidas de pena y culpabilidad y contribuyen al sentimiento que tienen de ser malos.
Autoimagen
Su autoimagen es entonces inestable, oscilando entre fantasías de desvalorización hasta de omnipotencia, desde soy la mayor escoria del Mundo a son los demás los que son una mierda.
Pasan rápidamente del blanco al negro sin grises por medio.
Cambios bruscos y dramáticos, en las opiniones y planes sobre el futuro, estudios, la identidad sexual, la escala de valores y el tipo de amistades.
Pueden cambiar bruscamente desde el papel de suplicar la necesidad de ayuda hasta vengar una afrenta ya pasada.
Se pueden sentir inferiores ante cualquier crítica y actuar con omnipotencia. Si se activa el miedo a la separación se sienten inferiores y reaccionar con una agresión. Ante estos sentimientos de desvalorización se defienden atacando a los demás.
Demandan atención, derechos y cuidados especiales pero les cuesta asimilar esta dependencia y son incapaces de demostrar agradecimiento.
Agreden para compensar esas necesidades.
No poseen las capacidades cognitivas que permiten la tolerancia a la angustia, controlar la impulsividad, la agresividad.
El contacto con la realidad puede perderse pero se retoma.
Pueden aparecer episodios psicóticos pero serán transitorios pero volviendo al contacto con la realidad.
Suelen ocurrir en situaciones de estrés muy intenso cuando no se sienten suficientemente apoyados, bajo amenazas de pérdida o abandono, por el consumo de alcohol o drogas.
Escisión: no entienden que pueden tener ellos mismos y/o los demás cosas buenas y malas a la vez.
Esto repercute en la posibilidad de experimentar preocupación, remordimiento o culpa, creando imágenes de uno mismo de grandeza o de desvalorización y ausencia de responsabilidad moral. Muy poca capacidad para asumir responsabilidades.
Ser perverso o desgraciado, a veces tienen la sensación de no existir en absoluto. Suele tener un humor lábil, falta de alegría, incapaz de jugar, una conducta rígida.
No pueden mantener un sentido estable y coherente de sí mismos; estar solos les puede dejar sin un sentido de quiénes son.
Solo gracias a un esfuerzo imitativo parecen poder identificarse con lo que los demás piensan y sientes.
Dependen de los demás para conseguir pistas de cómo comportarse, qué pensar y cómo ser, y el hecho de estar solos les deja sin un sentido de quiénes son.
Relaciones interpersonales
Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los detalles más íntimos.
Aunque cambian rápidamente de la idealización a la devaluación, pensando que no les prestan suficiente atención, no les dan demasiado o no están lo suficiente.
Pueden empatizar y ofrecer algo a los demás, pero solo con la expectativa de que la otra persona esté allí para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o demandas.
Son propensos asimismo a los cambios dramáticos en su opinión sobre los demás.
Tales cambios suelen reflejar la desilusión con alguna de las personas que se ocupa de ellos y cuyas cualidades positivas han sido idealizadas o de quien se espera el rechazo o abandono.
Durante la cuarta y quinta décadas de la vida, pueden logran una mayor estabilidad en sus relaciones y su actividad profesional. Suelen parecer más adaptativos o competentes de lo que son en realidad.
En sus relaciones exigen a sus parejas pasar juntos la mayor parte del tiempo. Se idealiza al compañero desde el primer momento, devaluándolo con la misma rapidez.
Agresividad
Gran impulsividad y agresividad que muestran a través de una ira intensa y desproporcionada. Suelen manifestarla de forma masiva y repetida.
Recurren a la agresividad para pedir afecto destruyendo precisamente aquello que necesitan. Existe una falta de cohesión interna.
No saben distinguir el odio del amor. Necesitan destruir todo compromiso emocional, toda relación íntima.
La agresividad surge porque necesitan al otro: te odio porque te necesito, te envidio porque te valoro.

La envidia les impide nutrirse, aprender del otro.
¿De qué se protegen? De una relación donde el otro sería indispensable y tendrían que destruirlo. Huyen del miedo al abandono.
No han tenido figuras suficientemente buenas que les permitiese tener una imagen buena del otro (sentimientos suficientes de protección, valoración, cuidado y afecto). Solo están llenos de necesidad.
El odio es su forma de pedir que les quieran y expresa la carencia afectiva que sufrieron.
La rabia es un reproche hacia los padres por haberlos desatendido.
A la vez piensan que si maduran perderán el apoyo.
Poder canalizar la ira puede evitar que se dirija hacia sí mismo de manera autodestructiva: lesiones, cortes, consumo de drogas, trastornos del comportamiento alimentario…
Estos comportamientos son una manera muy nociva de solicitar el cariño y la atención a los padres a la vez que se está expresando la rabia por el descuido que sienten que sufrieron y desde la dificultad para dejar de depender de ellos.
Me protejo de la necesidad de ser querido porque el otro sería indispensable para mí, y al pensar que me va a abandonar o a hacer daño tendría que destruirlo. La unión de estos dos mecanismos hace que dividan el Mundo en bueno y malo, conmigo o contra mí.
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Aura Marqués
Psicóloga. Clínico EMDR
Palma de Mallorca

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