Internet y las nuevas tecnologías han aportado cosas muy positivas pero también traen algunos peligros. Aquí os dejo la lista de algunos.
La pérdida de privacidad constituye una de las primeras amenazas a las que todos estamos expuestos cuando accedemos a Internet. En Internet exponemos (con o sin pudor, conscientes o no) gran parte de nuestra información personal sobre la que perdemos el control, bien compartiendo contenidos propios, bien siendo partícipe de la información generada por otros. En realidad, cada vez que navegamos por la Red, parte de nuestra privacidad se desvanece. Ocurre inevitablemente con cada clic, búsqueda o descarga, con los Me gusta o los correos electrónicos… todo deja huella sobre nuestra persona, nuestros intereses, filias y fobias. Incluso lo que no seleccionamos o no buscamos indica aquello que nos es indiferente.
Otro riesgo al que cualquier persona puede estar potencialmente expuesta es la suplantación de identidad online. Se trata de una actividad maliciosa en la que alguien se hace pasar por otra persona. Dicha suplantación puede implicar situaciones extremas para las personas que la sufren, pues en muchas ocasiones viene acompañada de amenazas, chantajes, estafas, fraudes, ciberacoso, sextorsión… Entre los adolescentes el caso más habitual es el de suplantación de identidad en las redes sociales, a través de un perfil falso que interactúa con otros usuarios haciéndose pasar por la persona suplantada.
Por otra parte, la Red es un terreno especialmente abonado para la cosecha de diferentes fraudes o estafas online. Entre los timos online más comunes se incluyen: estafas en la venta de gangas demasiado baratas para ser verdad; alquiler de apartamentos o pisos que en realidad no existen; estafas en falsos premios de loterías y sorteos; impostores que se hacen pasar por amigos o familiares que necesitan desesperadamente dinero en efectivo para hacer frente a una emergencia; pagos de supuestas multas por realizar descargas ilegales; préstamos ofrecidos a un interés muy bajo; ofertas de trabajo desde casa para los que es necesario realizar un adelanto económico, u oportunidades de negocio a través de las cuales se está participando en el blanqueo de capitales sin saberlo.
Mención aparte merece el phising, una técnica que combina estafa y suplantación de identidad online. Consiste en solicitar información sensible de un usuario (información de uso personal e intransferible, direcciones, números de cuenta o de tarjetas de crédito, contraseñas…) haciéndose pasar por una entidad confiable y reconocida por el usuario.
El medio más utilizado para aplicar esta técnica es enviar un mensaje de correo electrónico simulando un comunicado oficial de una fuente de confianza, como un banco o una compañía de tarjeta de crédito. A través de dicho mensaje, se redirige a los destinatarios a una web fraudulenta que solicita información financiera personal, con el pretexto de llevar a cabo una actualización de datos o una comprobación de identidad. Finalmente esta información se usa para el robo de identidad.
El concepto de opresión o esclavización digital hace referencia a la situación que enfrentan aquellas personas que no pueden salir de la Red, que pierden la conciencia de control propia y la dejan en manos de las Nuevas Tecnologías e Internet. La esclavización digital no afecta únicamente a uno/a mismo/a sino también a sus relaciones, llegando a concebir a los otros como prótesis o prolongaciones de la propia tecnología, de manera que se les exige estar tan
disponibles como la tecnología misma
El sexting, una práctica que consiste en el envío de contenidos de tipo erótico o sexual de uno/a mismo/a (sobre todo fotografías y/o vídeos producidos por el propio remitente), a través de teléfonos móviles principalmente.Cuando se investigan los motivos por los cuales los/as adolescentes realizan sexting, la razón más citada por ellos/as mismos/as es que es una práctica que forma parte de su dinámica de pareja, es de hecho, una prueba de amor y de
confianza en el otro . En otros casos, los/as adolescentes manifiestan que “era broma”, restándole importancia a lo sucedido, o reconocen no saber muy bien por qué lo han hecho. Otra de las razones apunta a que lo hicieron porque querían comenzar una relación con esa persona, o al menos conseguir que el destinatario/a se fijase en él/ella.
La sextorsión es un delito cada vez más común consistente en chantajear o extorsionar a alguien bajo la amenaza de hacer públicas imágenes o vídeos en los que la víctima se muestra en actitud erótica, pornográfica o manteniendo relaciones sexuales, lo que conlleva graves vulneraciones a diferentes derechos fundamentales como protección de datos, intimidad, propia imagen, honor. Es un arma en la violencia de género
El ciberacoso escolar o ciberbullying. Se define como un daño intencional y repetido llevado a cabo por parte de un menor o grupo de menores hacia otro menor mediante el uso de medios digitales (Internet, telefonía móvil y video juegos online principalmente). Esta definición, contempla las principales características del fenómeno: el daño que sufre la víctima, la intencionalidad del comportamiento, la repetición de la conducta agresora, y los medios digitales como nuevo canal a través del que ocurre el acoso psicológico entre menores.
Los videojuegos online no está únicamente relacionada con el hecho de que sean una de las principales puertas de entrada a contactar con desconocidos (no siendo todos de fiar), sino también con su potencial adictivo.
Los juegos de azar online y las webs de apuestas se ha convertido en la segunda causa de ludopatía más frecuente en nuestro país, por detrás de las máquinas tragaperras, y ha contribuido a que los problemas de ludopatía comiencen a edades cada vez más tempranas. A ello hemos de añadir que las campañas publicitarias y de marketing de dichas webs han sido protagonizadas por famosos deportistas referentes de los más jóvenes.
Supongo que van a ir surgiendo nuevos riesgos todavía impensables, la mente humana es muy astuta y la red esta siendo un campo fértil para estafadores, abusadores y personas con pocos escrúpulos.
Aura Marqués
psicóloga