Tras enfrentarnos a situaciones de gran dureza emocional tenemos que tener claro que: Nosotros y nuestras reacciones son normales, lo anormal es la situación excepcional y desproporcionada que acabamos de vivir. Existen factores que pueden aumentar las probabilidades de padecer alguna de las reacciones descritas anteriormente y que pueden ser personales, situacionales, organizacionales…
Os describo algunos factores importantes:
Factores personales de riesgo:
- Estar atravesando un momento vital estresante (una pérdida personal o material,
el nacimiento de un hijo o de una hija, la pérdida de empleo, un divorcio,
padecer una enfermedad crónica…) que pueda interferir en la intervención. - Tener antecedentes de enfermedades relacionadas con la salud mental o
presencia de una disfunción psicológica en el momento del suceso. - Inestabilidad emocional, baja autoestima, baja asertividad.
- Escasos mecanismos para enfrentar el estrés. Baja tolerancia a la frustración.
- Inseguridad. Inexperiencia.
- Carecer de apoyo social: amistades, familia, colegas…
- Malas condiciones físicas. Esfuerzos muy exigentes.
- Efectos acumulativos de incidentes críticos. Incidentes críticos no superados.
- Exceso de responsabilidad, perfeccionismo.
- Generar expectativas desajustadas en las intervenciones: idealizar la ayuda
prestada, minimizar los resultados obtenidos aumentando la sensación de
impotencia… - Sufrir lesiones durante la intervención que obliguen a ser retirado/a del lugar
provocando frustración y culpa. - Búsqueda de sensaciones fuertes, de gratificación inmediata y actividades
de riesgo.
Factores ligados al incidente:
- Falta de información sobre el acontecimiento.
- El tipo de incidente (los incidentes tecnológicos producen más estrés que los
naturales). - El momento del día (de noche la respuesta es más lenta y confusa).
- La duración e intensidad. La magnitud de la catástrofe.
- Gran número de víctimas. Estado en el que se encuentran las víctimas.
- Encontrar cadáveres de niños/as. Encontrar personas conocidas entre las
víctimas. - Identificación personal con la víctima (por edad, nacionalidad…).
- Muerte o heridas graves de un/a colega de intervención.
- Formar parte de los primeros equipos de profesionales que intervienen.
- Aumento de la presión emocional por la presencia de medios de comunicación
social y curiosos en la escena.
Factores organizacionales:
- Insuficiente información sobre el acontecimiento.
- Falta de equipamiento adecuado.
- Presión ocupacional: la necesidad de desarrollar muchas tareas de forma
rápida y adecuada. Tener que realizar tareas para las que no ha sido preparado/a. - Demandas del trabajo que requieran gran esfuerzo físico y mental por largo
tiempo y en condiciones adversas. - Interferencia en las funciones: cuando equipos de diferentes instituciones trabajan juntos, o cuando existe rivalidad entre ellos e intenten imponer sus estilos y procedimientos o traten de captar la atención de los medios de comunicación
social. - Ambigüedad en la tarea: órdenes confusas, falta de liderazgo.
- Existencia de conflictos laborales.
- Bajas recompensas: cuando su trabajo no es reconocido socialmente de forma
oportuna. - Falta de valoración, por parte de los superiores, del trabajo realizado.
Aura Marqués
Psicóloga General Sanitaria y Terapeuta Emocional.
Experta en Psicología de Emergencias y Catástrofes.
Palma de Mallorca.