Adolescentes en violencia Filio-Parental

Una de las peculiaridades de este tipo de violencia es que se produce en el seno familiar, entre integrantes unidos normalmente por lazos de sangre y donde la jerarquía de poder parece haberse invertido, siendo los hijos los que dominan unilateralmente la relación con sus padres.

En los casos de violencia filio-parental un aspecto fundamental es analizar las señales de alerta que nos pueden ayudar a prevenir el problema, o si éste ya existe, a comprenderlo mejor para poder solucionar la situación. El comportamiento humano es tan complejo que tenemos que atender a muchos elementos que pueden estar jugando un papel importante tanto en la aparición de las conductas de maltrato como en su continuidad en el tiempo. Hoy en día sabemos que la violencia en el ser humano no se debe, normalmente, a un único motivo.

 

Ya escribí otro artículo sobre comportamiento violento hacia los padres.
Ahora vamos a hablar de las características del adolescente.

 

Características del adolescente
Los adolescentes que agreden a sus padres y madres muestran en su mayoría características comunes:

  • La impulsividad en el modo de comportarse es típica en estos casos, e implica la tendencia a reaccionar de modo rápido, no reflexionado y abrupto ante pequeñas provocaciones. Las provocaciones son a veces incluso inexistentes, es decir, son malinterpretaciones del adolescente ante comentarios o hechos de los demás que han sido percibidos como atacantes, cuando en realidad no se han emitido por la otra persona con esta intención.
    La impulsividad implica una falta de control sobre uno mismo, que se encuentra estrechamente relacionada con la irritabilidad, otra característica que también suelen presentar estos adolescentes. Son irritables, presentan dificultades para controlar la ira y sienten frustración con facilidad cuando no consiguen lo que quieren en el momento en que lo quieren. Esto quiere decir que son chicos y chicas que necesitan satisfacer sus necesidades de inmediato y que, por tanto, no admiten con facilidad un ‘no’ por respuesta.
  • La Falta de empatía. La carencia de la habilidad para ponerse en el lugar del otro, intentando comprender sus emociones y sus pensamientos. Esto significa que estos adolescentes no tienen en cuenta los sentimientos negativos que pueden estar provocando en sus víctimas ni las consecuencias derivadas de su comportamiento hacia los demás. Se rigen por un modo de actuar egoísta, centrado en sí mismos y en satisfacer sus propios deseos, aunque los medios para conseguir sus metas impliquen pisar a la persona que tienen delante, que en este caso, son los padres y madres.
  • Dominar a los demás y sentirse poderosos .
    Quieren transmitir una imagen de fuertes, rebeldes e intocables y para mantener esta imagen es preciso, en numerosas ocasiones, ejercer un control de los demás mediante amenazas y chantajes.
  • Antisociales.
    Algunos de ellos combinan la conducta agresiva hacia los padres con comportamientos antisociales en otros contextos fuera del hogar. Estos comportamiento incluyen hurtos o actos vandálicos. El hecho de participar en estos actos que suponen el quebrantamiento de las normas socialmente establecidas, deja entrever determinados rasgos de una
    personalidad antisocial, de la que también forma parte la desconsideración hacia los derechos de los demás, como ya decíamos en los párrafos anteriores.
  • Trastorno psicológico de la personalidad.
    Patrones de personalidad duraderos que hacen su aparición a edades tan tempranas como el final de la edad preescolar, y que conducen a conductas persistentes en la infancia y a características relacionadas con trastornos subsecuentes en la adolescencia como el comportamiento antisocial y delictivo, o el consumo de sustancias . De hecho, en el desarrollo del comportamiento antisocial y violento en la infancia y adolescencia, se ha observado una escalada en la gravedad de los actos cometidos, desde actos menores a otros de mayor importancia y seriedad. Esta escalada constituye al mismo tiempo un círculo vicioso donde el adolescente se encuentra atrapado y encasillado en un estilo de vida arriesgado y peligroso, donde además disminuyen notablemente las oportunidades de participar en otro tipo de relaciones sociales más positivas.
  • Consumo de sustancias en edades escolares
    Se ha relacionado con el desarrollo de problemas de comportamiento y, en particular con la violencia en años posteriores. Consumir sustancias que alteran el normal funcionamiento de las emociones y pensamientos, puede desencadenar cualquier tipo de agresión, incluida la dirigida hacia los padres. El tema del consumo de drogas es, además, en sí mismo provocador de discusiones en la familia. Se trata de un tema muy conflictivo para dialogar en familia que en una cuarta parte termina en agresión hacia los padres. Los hijos consumidores no están dispuestos a hablar sobre su consumo y consideran que los padres se están entrometiendo en un aspecto muy personal de su vida que, además, creen falsamente que controlan.

En los programas de ayuda se quiere promover acciones que potencien y faciliten adecuadas habilidades parentales en familias con violencia filio-parental o con riesgo a padecerlo, atendiendo de este modo a menores en grave riesgo de exclusión social. También existen servicios de Atención Familiar en situaciones de violencia filioparental, su objetivo ofrecer una respuesta global y especializada a los diferentes problemas y situaciones de conflicto que se producen en el ámbito familiar, cuando un menor de edad manifiesta comportamientos o conductas de violencia física o psicológica hacia sus padres, familiares o tutores.

Aura Marqués
Psicóloga General Sanitaria Adultos y Adolescente.
Terapeuta en Palma de Mallorca

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