La frustración se crea cuando una necesidad no se ve satisfecha, la situación en la que se encuentre el organismo humano es de «gratificación» y «recuperación de equilibrio, homeostasis», sin embargo, la situación en la que se encuentra un organismo al no satisfacer una necesidad es de «frustración», la que se entiende como una situación de decepción y fracaso.
La frustración, en la vida cotidiana, supone dos cosas:
1- Una vivencia emocional desagradable (decepción, tristeza, ira…)
2- La desorganización del comportamiento (uno no sabe qué hacer o reacciona de un modo incontrolado y anormal).
La agresión es una de las respuestas más corrientes frente a las frustraciones de todo tipo. La agresión puede dirigirse contra el objeto mismo que me frustra (si fallo un golpe de tenis puedo golpear la raqueta), o bien puede desviarse hacia un objetivo sustitutorio (llego frustrado del trabajo y me enojo con mi familia), o incluso contra sí mismo (Me tiro de los pelos, me insulto, me caigo …).
En el campo de la psicología existe un término para designar las conductas de frustración, donde la persona no logra coincidir sus deseos con la realidad, creando una realidad paralela, que la sumerge más profundamente en la frustración. Este termino es bovarismo, el cual debe su nombre a la novela Madame de Bovary, de Gustave Flaubert. Es el estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas. Ya no solo es un arquetipo sino también una actitud ante la vida. El temperamento bovarista es incapaz de apreciar lo que tiene delante: las cosas pequeñas y sencillas, los detalles, los matices, los alrededores. Como un apersona que se ha quedado infantilizada con dificultad para crecer y aceptar las limitaciones de la vida.
Entre las distintas causas de la frustración, podemos encontrar las siguientes:
- Deficiencias, del propio individuo, que le impiden satisfacer sus necesidades o deseos; puede ser deficiencias orgánicas («No valgo para tal deporte»), psíquicas o situacionales («No me atrevo», «No tengo dinero»).
- Obstáculos físicos: («Ya han centrado»,» Está demasiado lejos») o sociales («está prohibido», «Está mal visto»);
- Decepciones: El objeto no gratifica o no esta presente («¡Tanto trabajo para esto!, «Se acaba de agotar»).
- Demora: («No llega nunca», «Vuelva mañana»).
- Interrupción de la conducta en marcha («continuará en el próximo numero», «Lo siento pero no tengo que ir»).
- Conflictos: pluralidad de motivos incompatibles entre sí, que se interfieren mutuamente y bloquean la actividad del sujeto («NO sé qué hacer», «Estoy entre la espada y la pared»).
Cuando estamos frustrados nos podemos dar cuenta de los sentimientos que esto nos produce, necesitaremos reconocer los límites que tiene la vida, y como desenvolvernos entre ellos, quedarnos en la tristeza por un tiempo, sentir la frustración nos hace más fuertes y sabios de nuestras propias vidas. Observar cómo nos desorganiza, no puedo tenerlo todo controlado, nos enseña a vivir en el pequeño desorden que nos rodea.
Aura Marqués
Psicóloga en Palma de Mallorca