Sectas coercitivas

Las relaciones abusivas y de control interpersonal se producen en su seno, de ahí que se etiqueten como sectas coercitivas o grupos abusivos. Así, estos grupos vienen definidos por sus formas de actuar, no por sus fines o doctrinas. Los fines declarados suelen ser casi siempre apetecibles e incluso idílicos, pues están pensados para atraer a potenciales adeptos. 

De lo dicho anteriormente se desprende que el elemento que define más plenamente a las sectas coercitivas es el de los medios coactivo-coercitivos que ponen en marcha para lograr la sumisión de sus miembros. Por eso, definimos una secta coercitiva como un grupo totalitario que emplea estrategias de abuso psicológico para captar a las personas y someterlas a la dependencia del grupo. Esta dependencia de la secta coercitiva, su líder y su doctrina, implica que queda muy reducida la autonomía personal y la capacidad de autogobierno de los adeptos.

El principal factor a destacar los objetivos inmediatos y tangibles que persiguen sus líderes se pueden resumir en uno, el logro de poder. Y este logro de poder se presenta fundamentalmente como dominio sobre la vida de los adeptos. Ese dominio le da plena capacidad a la cúpula del grupo para obtener un sinfín de beneficios: en el terreno más privado,
suelen presentarse en forma de satisfacción afectivo-sexual, y en el terreno más público, como acumulación de recursos económicos y todo lo que de ellos se deriva, por un lado, o como expansión del número de seguidores y extensión del dominio y control a otros espacios de la sociedad, por otro. Cuanto mayor sea el número de adeptos y el poder alcanzado en la sociedad, mayor tenderá a ser la legitimación social obtenida y mayor el ensalzamiento-divinización del líder o cúpula dirigente y su doctrina

A destacar en este tipo de sectas es pues la utilización de estrategias de abuso psicológico, que incluyen manipulación y control, para atacar la identidad del sujeto, crearle un vacío e inducir en él luego una transformación hasta conseguir su conversión a una nueva identidad

Características psicológicas de las personas que entran en estos grupos pueden ser por un estado de búsqueda de ideales y de desarrollo, es decir, que se unieron al grupo al percibir que éste les ofrecía un sistema de creencias e ideales que proporcionaba un sentido a su vida y una vía para desarrollarse personalmente y proveerles de nuevas experiencias.

Otros factores personales referenciados en la literatura científica, ya sean estables o transitorios, son: el idealismo; la búsqueda espiritual; la ingenuidad; una elevada necesidad de cierre cognitivo o la baja tolerancia a la ambigüedad; tendencias a la soledad y la depresión; dificultades de comunicación y en el desarrollo de habilidades sociales; inmadurez afectiva; angustia, confusión e inseguridad; dependencia y baja autoestima.

Sistema familiar disfuncional patrones inapropiados de interacción familiar, ausencia de afecto, sobreprotección, criticismo excesivo, altas demandas o expectativas inalcanzables se consideran como principales facilitadores de la involucración se puede afirmar que la desorganización familiar, siendo un factor de vulnerabilidad, no suele ser la principal causa de la involucración en un grupo abusivo,

Acontecimientos vitales estresantes, gran número de personas que se vinculan a un grupo abusivo lo hacen en momentos de crisis vitales en los que están experimentando intensos niveles de estrés. Algunos de estos acontecimientos estresantes pueden ser la ruptura con la
pareja, un cambio de lugar de residencia, un duelo por el fallecimiento de una persona querida, una enfermedad, el desempleo o la soledad. Los grupos abusivos se presentan como un grupo comprometido que ofrece oportunidades para satisfacer necesidades vitales y superar dichas situaciones estresantes

Proceso de involucración en grupos abusivos

Reclutacion: los reclutadores, después de identificar a un posible miembro, establezcan con él una relación en apariencia íntima para luego hablarles del grupo e invitarles a participar en sus actividades.

Independientemente de cómo se establece el contacto inicial con el grupo, el proceso de involucración suele consolidarse de forma gradual, pasando por una serie de etapas secuenciales de duración y límites flexibles.

  • En una primera fase de atracción-seducción se cuidan mucho las relaciones con el fin de generar una primera impresión favorable. El grupo se presenta como un conjunto de personas entusiastas que trabajan unidas en pos de un ideal, se realzan las similitudes aparentes con el miembro potencial y tratan de hacerle sentir querido, comprendido y protegido, conmoviéndole profundamente. En esta primera etapa en algunos grupos
    abusivos puede darse un proceso al que Baron (2000) denominó de ablandamiento, en el cual el grupo trataría de generar cierto estrés en el posible miembro para aumentar la vulnerabilidad a su influencia. En este sentido, se promovería que los nuevos miembros se mantengan aislados de sus familiares y amigos, haciendo esfuerzos para mantenerles
    emocionalmente activados.
  • En una segunda fase de captación se busca la aceptación expresa por parte del miembro
    de formar parte del grupo, instándole a realizar algunos de los comportamientos propios de las demandas y creencias grupales. En esta fase suele emplearse un amplio número de técnicas para fomentar la condescendencia de los nuevos miembros, haciendo uso de principios psicológicos como el de reciprocidad, consistencia, escasez o autoridad
  •  En una tercera fase de conversión se busca que los miembros asuman como correctas las creencias del grupo, aceptándolas de forma privada y comprometiéndose con ellas. Esta fase contiene el punto culmen de la transformación en adepto, su pleno compromiso con el grupo y la asunción de una nueva identidad, remarcada en ocasiones con el cambio de nombre, vestimenta o celebración de rituales especiales.
  • Finalmente, en una última fase de adoctrinamiento se consolida la nueva identidad del adepto y se profundiza en la doctrina. La membrecía se ve reforzada a partir de la implicación en acciones costosas que dificultan el futuro abandono del grupo, como podría ser en ocasiones cortar definitivamente las relaciones con sus familiares y antiguas amistades, realizar importantes donaciones de patrimonio o comenzar a reclutar y educar a nuevos miembros del grupo.

Las estrategias de abuso psicológico en grupos

Los familiares suelen darse cuenta de que algo está pasando cuando la persona allegada muestra cambios drásticos en su forma de comportarse y relacionarse con otros. En ese momento del proceso de implicación en el grupo, cabe que la persona sea ya poco permeable a la influencia de los familiares, y menos proclive a analizar críticamente la información presentada de forma directa (p.ej., presentar evidencias de comportamiento delictivo del grupo) como, quizás, lo hubiera sido en los momentos más incipientes de relación con el grupo.
También se ha producido, generalmente, un mayor deterioro de la relación y mayor grado de conflicto familiar.

Una de las recomendaciones usuales es que la familia trate de mantener el mayor contacto posible con la persona implicada en el grupo. Si el allegado vive alejado de los familiares, que traten de hacerse presentes por los medios a su alcance para hacerle saber que cuenta con su afecto. Asimismo, es importante enfatizar la dimensión afectiva de la relación familiar y, si fuera el caso, tratar de recuperar esos espacios de expresión del afecto que pueden haberse perdido.
Para ello, es crucial una buena comunicación, desde el respeto y la actitud de escucha. En ese sentido es importante evitar las críticas al grupo, el empleo de términos despectivos como “secta”, o juicios de valor como “estás manipulado”. En todo el proceso, puede ser relevante el entrenamiento en solución de problemas o conflictos y en toma de decisiones, entrenamiento en escucha activa y mejora de la comunicación, autocontrol y manejo de emociones,
y habilidades de negociación.

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