Características en la violencia Filio-parental

Ha aparecido la noticia de que la violencia de hijos hacia padres está aumentando según las estadísticas. Un tema doloroso sobre todo para los padres que sienten que lo han dado todo y lo han hecho lo mejor posible para sus hijos.

Nos preguntamos que puede estar pasando para que esto ocurra. Me viene la imagen del siglo pasado donde los hijos eran educados en la más férrea disciplina familiar, social, religiosa. Donde todos tenían miedo al padre y en los hogares solo se hacia lo que este decidía.
Algunas personas todavía creen que era la adecuada. Sin embargo observándola más a fondo aparecen conflictos graves, incluso llegando al mal trato, donde no importaba cómo eran los hijos, ni lo que ellos pensaban. Creando personas dependientes con una alta vulnerabilidad a padecer trastornos psicológicos. Con el tiempo y el cambio de tipos de familia , ahora sabemos que el tipo de educación de los hijos es importante para crear seres equilibrados y preparados para afrontar las dificultades.
Me voy a centrar en este artículo en las características de las familias  y que pueden influir en este comportamiento agresivo.

Más adelante en un nuevo artículo comentaré las características que pueden tener los adolescentes violentos.

Características de la familia

A) Nivel socio-económico y estructura familiar

La conclusión al respecto es, por tanto, que la violencia filio-parental está presente en hogares con mayores y menores recursos económicos.

En las familias más pudientes, la actitud desafiante de los hijos suele estar relacionada con una educación extremadamente permisiva por parte de los padres, cuyo resultado final es un hijo caprichoso acostumbrado a saltarse las normas familiares porque siempre han cedido ante sus peticiones.

En aquellas otras con bajos recursos financieros, el estrés al que están sometidos todos los miembros es el mayor desafío y, además, la pobreza familiar conlleva que los hijos tengan menores oportunidades de participar en actividades de interés para ellos, creando esta falta de oportunidades, frustración, ira y resentimiento que puede dirigirse directamente hacia los padres. En estos casos la clave estriba en cómo la familia se enfrenta a una situación de estrés que puede prolongarse en el tiempo. Las familias que adopten una determinación de lucha positiva y de comunicación y apoyo hacia los hijos, tendrán más probabilidad de mejorar su situación y de no repercutir negativamente en las relaciones familiares, sino de enfrentarse a ellas unidos.

B) Las estrategias de educación que utilizan los padres .
El modo en que los padres se comunican con sus hijos y les transmiten sus opiniones, valores, costumbres y creencias asociados a una cultura concreta, se conoce con el nombre de socialización. La tendencia que muestran los padres a educar a sus hijos de un determinado modo se ha denominado estilo parental de socialización.

Los estilos donde existe una falta importante de expresiones de afecto y de apoyo hacia los
hijos, son los más dañinos en general para el bienestar emocional y el desarrollo de problemas de comportamiento.

Así, los hijos de hogares autoritarios obedecen por miedo al castigo durante la infancia, pero una vez que alcanzan la adolescencia y comienzan a cuestionarse las normas rígidas establecidas por los padres, puede revelarse contra ellas y, por tanto, contra ellos.

En los hogares con padres negligentes los hijos se sienten desprotegidos porque han sido aislados emocionalmente desde su infancia y no han aprendido a sentir ni expresar cariño, como tampoco a seguir unas pautas marcadas por adultos. Esto conduce a un desamparo tremendo en estos niños, que sufren las consecuencias más devastadoras a todos los niveles y que les dificultan la vida en sociedad cuando llegan a otros contextos como la escuela, donde no saben desenvolverse con otros compañeros y con los profesores.

Las familias democráticas son las que parecen construir el ambiente más favorable que sienta las bases para el correcto desarrollo y crianza de los hijos. Los padres democráticos permiten que los niños y adolescentes expresen sus opiniones y sentimientos y se sientan valorados y queridos, pero al mismo tiempo les supervisan cuidadosamente para que aprendan a respetar normas básicas de convivencia por el bien de la armonía común, tanto en el contexto familiar como en el más amplio que abarca la comunidad.
El mayor debate respecto al efecto en el comportamiento de los hijos lo ha planteado el estilo permisivo. En los últimos años se ha sugerido que es precisamente el estilo parental excesivamente permisivo, tan presente por otra parte, en numerosas sociedades modernas actuales, y en donde la relación entre padres e hijos es entendida como “de igual a igual”, uno de los aspectos más destacables en la base del problema de la ausencia de respeto de hijos hacia padres

En estos hogares no se han establecido normas ni límites por no “frustrar a los hijos”, lo que ha implicado una ausencia de control y supervisión durante años y, por tanto, llegada la adolescencia, los padres no son percibidos por sus hijos como figuras de autoridad a respetar. Estos adolescentes no han recibido un ‘no’ por respuesta ante de las demandas exigidas a los padres, que siempre han cedido ante las peticiones de sus descendientes, provocando
lo que conocemos como un “comportamiento tiránico”, es decir, un comportamiento caprichoso y egocéntrico.

El hecho de no haber establecido límites al comportamiento de los hijos puede explicarse por varias razones:

  • porque los padres tienen unos principios educativos laxos,
  • porque se sienten culpables en un caso de divorcio y no quieren imponerse ante el hijo por si éste prefiere irse con el otro progenitor,
  • o simplemente porque no cuentan con la posibilidad de hacerlo por motivos financieros, sociales o de salud.

En estas familias con una ausencia total de normas y reglas a seguir y donde los padres no asumen su rol como adultos y educadores, el ambiente familiar desprende una gran inseguridad para los hijos que, en muchas ocasiones, se ven obligados a asumir el rol que debieran cumplir sus padres, así como un grado muy elevado de autonomía antes de estar preparados para ello. Ante esta situación es probable que los hijos muestren un rechazo manifiesto hacia sus padres e incluso pretendan castigarles por no asumir el rol parental.
De hecho, se ha observado que una de las características comunes de las familias donde se producen agresiones a los progenitores es la confusión que existe en la estructura de poder, haciendo que el menor asuma responsabilidades impropias y tome decisiones por toda la familia. El hijo agresor utilizaría en este caso la violencia como respuesta ante la enorme frustración que le provoca la desorganización de la familia (nadie sabe qué lugar ocupa en la familia ni qué funciones tiene que asumir).
En algunas de estas familias uno o incluso ambos progenitores han delegado su posición de autoridad o existe una competición encubierta entre ellos que provoca que las normas no sean efectivas (o no lleguen a formularse). A menudo, además, buscan el consejo de los hijos para la toma de decisiones lo cual socava aún más su autoridad de adultos. El joven utiliza aquí la agresión para ganar poder y control que sustituya la inefectividad de sus progenitores.
Así la violencia sería el resultado de otorgar el poder al joven cuando aún se siente vulnerable y dependiente.

C) La existencia de violencia precedente en la familia

La violencia de género, el clima familiar en que se sustenta,y el hecho de ser testigo de tales agresiones, puede constituir un factor de riesgo del comportamiento violento posterior en los hijos. Es muy probable que estos niños presenten dificultades para optar por estrategias pacíficas de resolución de conflictos, puesto que han aprendido que los problemas se resuelven mediante la violencia y que, además –y lo más grave- la violencia es eficaz para controlar a los demás e imponer la solución que más le conviene a uno.

No obstante, no se puede confirmar que exista una influencia directa entre ambos hechos: observar comportamientos violentos e imitarlos incorporándolos al modo habitual de actuar
con los demás.

Lo que sugieren los estudios al respecto es que, el hecho de vivir en un entorno violento, aumenta la probabilidad de que los niños criados en ese contexto presenten problemas para de relacionarse con los demás porque no disponen de modelos positivos que les inculquen maneras de interactuar sanas y pacíficas.

Teniendo esto en cuenta, de lo que no cabe duda es que, cualquier tipo de violencia doméstica modela las actitudes, emociones, pensamientos y modos de comportarse de los hijos, lo que puede conllevar el desarrollo de problemas de ajuste en el futuro.

Aura Marqués
Psicóloga en Palma de Mallorca

www.psicologiaviva.com

2 comentarios en “Características en la violencia Filio-parental

  1. Felicitaciones Dra Aura Marque’s por su excelente articulo sobre violencia filio-parental
    ha destacado las principales causas que hacen desarrollar en el nucleo de las familias disfuncionales los hechos de violencia que van en aumento cada dia por multiples variables
    Queda mucho camino por recorrer pero en la prevencion y la educacion esta la solucion
    Desde la infancia debemos inculcar valores desde el hogar y la escuela para que en el futuro halla menos violencia

    1. Gracias Miriam.
      Estoy de acuerdo contigo en que todo empieza con la educación de las futuras generaciones. Aunque a veces los niños se pueden encontrar con grandes contradicciones entre lo que le dicen en la escuela y lo que vive en su hogar. Bajo mi punto de vista , para sanar esto también seria necesario dar educación a los padres.

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