La guerra de poder en las relaciones de pareja

 

La «guerra de poder»  o «lucha de poder» en las relaciones de pareja se refiere a los conflictos de control, influencia y dominancia que pueden surgir entre los miembros de la pareja.

En lugar de ser conflictos resueltos de manera saludable y cooperativa, estos enfrentamientos involucran tácticas manipulativas, competitivas o controladoras, donde cada parte intenta mantener o ganar poder sobre la otra. Estas luchas de poder pueden ser explícitas o sutiles y, si no se gestionan adecuadamente, pueden generar un ambiente tóxico y destructivo.

Es la confluencia de fuerzas internas en donde prima el egocentrismo y la necesidad intrínseca de auto-afirmación en cada uno de la pareja.

Cuando en una pareja se presenta esta condición, inicialmente puede que sus miembros no reconozcan que cada uno lucha por tener el poder. Por tanto, con suma frecuencia señalan o acusan al otro por los problemas que ocurren

 

¿Quién tiene el poder?

Tipos de lucha de poder

Existen varios tipos de «guerra de poder» que pueden manifestarse en las relaciones de pareja.


A continuación, te detallo algunos de ellos:

1. Control emocional

Este tipo de guerra de poder implica que uno de los miembros de la pareja intente controlar las emociones del otro. Puede ser a través de la manipulación emocional, los celos, el victimismo o el chantaje emocional. El objetivo es que el otro se sienta culpable, inseguro o devaluado para así poder ejercer poder sobre él o ella. Ejemplos incluyen:

  • Chantaje emocional: “Si me dejas, no sabrás lo que te pasa”.
  • Manipulación a través de la culpa: “Nunca me entiendes, siempre haces lo que quieres”.

2. Control sobre las decisiones

En este caso, uno de los miembros de la pareja busca tomar decisiones importantes de manera unilateral, sin considerar la opinión del otro. Se trata de un intento de centralizar el poder en la relación, impidiendo que la otra persona tenga voz o voto en las decisiones que afectan a ambos. Esto puede incluir:

  • Decidir sobre la economía de la pareja sin consultar al otro.
  • Tomar decisiones sobre la vida social sin considerar las necesidades o deseos del otro.

3. La competencia constante

En este tipo de guerra de poder, cada miembro de la pareja siente la necesidad de competir con el otro para demostrar quién tiene más razón, quién es más exitoso o quién está «por encima» en la relación. La competencia constante puede generar resentimientos y frustraciones, ya que los individuos no se ven como un equipo, sino como rivales. Ejemplos de esto pueden ser:

  • Competencia en el ámbito profesional: “Yo trabajo más que tú” o “Mi trabajo es más importante”.
  • Competencia en tareas del hogar: «Yo hago más cosas en casa que tú».

4. Uso de la indiferencia o el silencio

En vez de expresar abiertamente los conflictos, uno de los miembros de la pareja opta por el «silencio» o la indiferencia como forma de control. La idea detrás de este comportamiento es manipular al otro para que se sienta incómodo o ansioso, buscando que esta persona cambie su postura. Esto se ve a menudo en las siguientes formas:

  • El silencio punitivo: Ignorar al otro como forma de castigo, esperando que el otro se sienta culpable.
  • El «gaslighting»: Hacer que el otro dude de su propia percepción de la realidad, diciendo cosas como: “Eso nunca pasó” o “Estás exagerando”.

5. Desvalorización o descalificación

Aquí, una de las personas en la relación constantemente devalúa a la otra, ya sea ridiculizando sus opiniones, su apariencia o sus emociones. Esto tiene el objetivo de hacer que el otro se sienta inferior o sin valor, lo cual otorga al agresor emocional un sentido de superioridad. Algunos ejemplos son:

  • Hacer comentarios despectivos sobre la apariencia del otro: “¿Vas a salir con eso?”
  • Criticar constantemente las opiniones o ideas del otro: “No tienes ni idea de lo que estás hablando”.

6. Dependencia emocional como forma de control

Una de las partes puede intentar mantener al otro en un estado de dependencia emocional, para que no tenga espacio para tomar decisiones independientes. Esto puede involucrar hacer sentir al otro que no puede vivir sin la pareja, creando una atmósfera de control y necesidad. Ejemplos incluyen:

  • Hacer sentir al otro que es incapaz de estar solo o hacer cosas sin el acompañamiento de la pareja.
  • Usar la inseguridad del otro para manipularlo y asegurarse de que dependa emocionalmente.

7. Manipulación a través de los niños

Si la pareja tiene hijos, uno de los miembros puede intentar utilizar a los niños como una herramienta para ejercer poder. Esto puede incluir el chantaje emocional o la manipulación para ganar favores o para hacer que el otro se sienta culpable. Ejemplos:

  • Usar a los hijos como moneda de cambio: “Si no haces lo que quiero, los niños no estarán contigo este fin de semana”.
  • Hablar mal del otro a los hijos: Intentar influir en la percepción de los hijos hacia el otro progenitor.

8. La «victimización»

Una persona puede adoptar una actitud de víctima constante para evitar responsabilidades y ganar simpatía, mientras que hace sentir al otro que siempre está mal, que siempre es el «agresor» o el culpable en cualquier situación. Esto refuerza una dinámica en la que uno de los miembros tiene el control emocional sobre el otro. Ejemplos:

  • Decir: “Siempre soy yo quien sufre en esta relación”.
  • Hacer que el otro se sienta culpable constantemente por algo que no es completamente su responsabilidad.

Cómo abordar una guerra de poder en la relación

Para evitar o resolver las «guerras de poder» en una relación de pareja, es importante desarrollar habilidades de comunicación efectiva y resolución de conflictos.

Os dejo en este otro artículo algunas recomendaciones para salir de una guerra o lucha de poder.

 

Reconocer cuándo se está cayendo en una «guerra de poder» es el primer paso para detenerla y restaurar la equidad y el respeto dentro de la relación.

Aura Marqués
Psicóloga experta en
Terapia de Pareja y Terapia Sexual

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