Aquí exploramos las tres caras de la infidelidad y los problemas emocionales que cada una puede enfrentar, entendiendo cómo esta situación afecta profundamente tanto a quienes son parte directa de la relación como a quienes quedan en un lugar ambiguo.

Las Tres Caras de la Infidelidad y sus Problemáticas

La infidelidad es un fenómeno complejo que impacta en diferentes niveles, no solo a la pareja, sino a todas las personas involucradas. Lejos de ser una experiencia unidimensional, la infidelidad conlleva una serie de emociones, conflictos y desafíos únicos para cada persona en el triángulo. 

1. La Pareja Traicionada

La persona que experimenta la traición suele atravesar un proceso emocional profundamente doloroso. Este tipo de traición puede percibirse como una forma de abandono, un golpe directo a la seguridad emocional y la confianza en su pareja. Para muchos, descubrir una infidelidad desencadena respuestas emocionales y físicas intensas: la sensación de traición puede producir desde tristeza y rabia hasta síntomas similares al estrés postraumático (TEPT), como pesadillas, insomnio y flashbacks de los momentos relacionados con la traición.

La desconfianza constante hacia la pareja y la dificultad para dejar atrás la experiencia pueden dar lugar a problemas de ansiedad y depresión. Además, algunas personas experimentan hipervigilancia, es decir, una necesidad de estar en alerta máxima ante cualquier señal de engaño futuro, lo cual puede afectar su vida cotidiana y su salud mental. Esta tensión emocional también se traduce en una dificultad para reconstruir la confianza en la relación, ya que el miedo a sufrir de nuevo una traición puede paralizar el proceso de recuperación.

Para la persona que experimenta la traición, el dolor puede profundizarse según las características de la infidelidad. Un aspecto clave en este sentido es con quién se ha realizado la infidelidad: si se trata de una persona cercana, como un hermano, hermana, o mejor amigo(a), el impacto emocional suele ser más devastador. La confianza se ve doblemente quebrantada, y la experiencia se vive como una forma de traición doble, tanto por la pareja como por la persona cercana, intensificando sentimientos de desconfianza y abandono.

Además, la duración y el nivel de intimidad alcanzado en la infidelidad influyen en la percepción y las emociones de la persona traicionada. Una infidelidad de largo plazo puede llevar a que se cuestione aún más el valor de la relación y la sinceridad de los sentimientos de la pareja, al tiempo que una infidelidad en la que hubo una fuerte conexión emocional puede ser incluso más dolorosa que una aventura de corto plazo

2. La Persona Infiel

Quien comete la infidelidad suele experimentar un conflicto interno constante, pues intenta mantener dos vidas separadas y, en muchos casos, se enfrenta a sentimientos de culpa y remordimiento. La carga emocional de tener que mentir y ocultar su situación puede provocar altos niveles de ansiedad. Aunque en algunos casos la infidelidad se da en contextos de insatisfacción o búsqueda de emociones nuevas, la mayoría de las personas infieles enfrentan una lucha interna sobre el papel de la relación extramarital en su vida.

La tensión de mantener la doble vida no solo genera estrés, sino que también afecta a su autoconcepto y su autoestima. La persona infiel puede caer en patrones de evasión y evitar confrontar las consecuencias de sus actos, postergando decisiones difíciles y prolongando el conflicto. Además, el temor a ser descubierto o las consecuencias de perder a su pareja actual pueden llevar a un estado de ansiedad constante, que en muchos casos se vuelve una carga insostenible.

3. La/el Amante o Tercera Persona

Finalmente, la tercera persona en la relación, comúnmente conocida como la amante, enfrenta una situación de incertidumbre y ambigüedad emocional. Al involucrarse en una relación con alguien que ya tiene un compromiso, esta persona se convierte en parte de una dinámica compleja, donde a menudo no tiene un lugar claro o definitivo en la vida de su pareja. A pesar de que puede desarrollar un fuerte apego y expectativas hacia la relación, se enfrenta al riesgo de que esta nunca avance a algo más comprometido o estable.

Para muchas personas en esta posición, la experiencia está marcada por una mezcla de esperanza y sufrimiento. Pueden sentir que están atrapadas en una situación donde esperan un cambio de la persona infiel, sin saber si este cambio llegará o si su relación será algo más que una aventura temporal. Esta incertidumbre genera ansiedad, dependencia emocional y, en muchos casos, una sensación de soledad al no poder compartir abiertamente la naturaleza de su vínculo.

Infidelidad: Un Laberinto Emocional

La infidelidad es un fenómeno complejo que va más allá de la traición física. Implica la búsqueda de conexión, validación o escape de insatisfacciones emocionales. En un mundo donde las relaciones son un tejido de expectativas y emociones, la infidelidad puede ser un síntoma de problemas más profundos, revelando la necesidad de comunicación, intimidad y autenticidad. Reconocerla como un reto en lugar de un fin puede abrir la puerta a la sanación y el entendimiento.

Reflexiones Finales

Este enfoque nos permite ver que la infidelidad no es una experiencia simple ni fácil de definir, ya que involucra capas de emociones complejas y reacciones psicológicas en cada una de las personas afectadas. Para poder sanar y reconstruir, es esencial que cada individuo reconozca y procese sus sentimientos, y en muchos casos, el apoyo de un profesional de la psicología resulta fundamental. La comprensión de estas tres caras de la infidelidad no solo puede ayudar a quien sufre, sino también a quienes buscan comprender los factores que subyacen en esta difícil experiencia, promoviendo una mayor empatía y entendimiento hacia los complejos desafíos emocionales que puede acarrear.

Aura Marqués
Psicóloga experta en
Terapia de Pareja