Mitos sobre la infidelidad

 

La mayoría de personas dirían que nunca perdonaría una infidelidad. Parece como si fuera algo que no se pudiera perdonar y mucho menos superar.

Pero, lo que se dice sin pasar por la experiencia, puede ser muy distinto a lo que se hace después de la vivencia.

Mitos sobre la Infidelidad: Desmontando Creencias Comunes

La infidelidad es un tema que suscita muchas creencias y opiniones encontradas. A lo largo del tiempo, se han ido consolidando ciertos mitos en torno a las causas y consecuencias de ser infiel. En este artículo abordaremos algunos de estos mitos y los analizaremos desde una perspectiva psicológica.

1. La infidelidad ocurre porque la pareja tiene problemas

Un error común es pensar que las personas son infieles exclusivamente porque en su relación existen problemas. Sin embargo, aunque los conflictos pueden influir, no siempre son la causa directa de la infidelidad. Si se asume que los problemas llevan a la infidelidad, entonces, ¿todas las parejas con problemas serían infieles? Claramente no es así. La infidelidad puede surgir como una elección personal que empeora la relación, en lugar de mejorarla. Es fundamental entender que la infidelidad es una cuestión de elección y traición del compromiso, no solo una reacción a problemas en la relación.

2. No se puede evitar ser infiel; somos esclavos de nuestros impulsos

La idea de que la infidelidad es inevitable o incontrolable subestima el poder de la voluntad y la razón. Todos los días enfrentamos impulsos y deseos, y no siempre actuamos sobre ellos. Tenemos la capacidad de valorar las consecuencias de nuestras acciones, tanto a corto como a largo plazo. Si bien el deseo puede ser un factor, reducir a la persona a una marioneta de sus impulsos es una visión simplista que ignora nuestra capacidad de tomar decisiones.

3. La monogamia es antinatural y, por lo tanto, fomenta la infidelidad

Este mito sostiene que, al ser “antinatural,” la monogamia inevitablemente conduce a la infidelidad. Sin embargo, incluso en culturas polígamas, las relaciones fuera de los acuerdos establecidos se consideran infidelidades. En muchas culturas donde se permite la poligamia, existen parejas que eligen la monogamia y respetan sus propios pactos. La infidelidad se entiende como una ruptura de un acuerdo, y estos acuerdos pueden y deben establecerse de manera explícita en cada pareja.

4. La infidelidad siempre lleva al divorcio o la separación

Descubrir una infidelidad suele desencadenar una crisis de pareja, pero esta no siempre desemboca en una ruptura. Aunque la crisis puede ser muy dolorosa, muchas parejas logran superarla y reconstruir su relación, en ocasiones incluso fortaleciéndose. El proceso implica aprender a perdonar, reconstruir la confianza y afrontar tanto los problemas previos como los surgidos a raíz de la infidelidad.

5. La infidelidad aviva un matrimonio atrapado en la rutina

Existe la creencia de que una infidelidad puede “revitalizar” un matrimonio estancado, pero en realidad suele tener el efecto contrario: desestabiliza y daña la relación. La satisfacción en una relación no se recupera con aventuras, sino mediante el esfuerzo mutuo de la pareja por superar juntos la monotonía y buscar nuevas formas de conexión. Aunque es cierto que una crisis puede hacer que la pareja reevalúe la relación, provocarla intencionalmente a través de una infidelidad es un camino tortuoso y peligroso.

6. Sin sexo no hay infidelidad

Para algunas personas, la infidelidad solo ocurre cuando existe una relación sexual. Sin embargo, muchas parejas experimentan crisis a raíz de otro tipo de traiciones, como mensajes virtuales íntimos, citas en privado, besos, o incluso un baile que se perciba como muy íntimo. Lo que constituye infidelidad depende de los límites acordados en cada relación, y es importante definirlos claramente para evitar malentendidos.

7. La infidelidad es más difícil de superar cuanto más tiempo dure

La duración de la infidelidad puede complicar la recuperación, especialmente si la persona afectada siente que debe reconstruir el pasado para poder dar sentido al presente y confiar en el futuro. A mayor tiempo y secretos acumulados, más difícil será restablecer la confianza y reconstruir la relación.

Tres tipos de infidelidad

Podemos clasificar la infidelidad en tres tipos:

  • Desliz ocasional: Ocurre una vez, y generalmente se considera un error puntual.
  • Relación continua con la misma persona: Cuando la infidelidad se da de manera sostenida con una persona, comúnmente referida como un “amante”.
  • Doble vida: Implica una infidelidad recurrente, en la que la persona lleva dos relaciones en paralelo, afectando profundamente la relación original.

Comprender estos mitos y sus realidades ayuda a desmitificar la infidelidad, abriendo espacio para una visión más informada y menos simplista del tema. ¿Qué piensas tú sobre estos mitos?

 

Aura Marqués
Psicóloga experta en
Terapia de Pareja

 

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